En algunas zonas necesitan que caigan hasta 200 milímetros más para sembrar el cereal. La necesidad financiera choca con el riesgo agronómico.
“Hay una gran necesidad económica de hacer trigo, pero no hay margen de error. No se puede sembrar si no está la humedad necesaria”. La frase es de un técnico de Cañada de Gómez, en el sur de Santa Fe, y resume la encrucijada en la que se encuentra buena parte de los productores agropecuarios de la zona núcleo, donde en el mes de abril se extendió la sequía con un registro de precipitaciones mucho menor al que se esperaba.
Según detalla en un informe la Bolsa de Comercio de Rosario, la mitad norte de Buenos Aires y el sur de Santa Fe muestran en sus suelos las condiciones más secas de los últimos 30 años. “Respecto de la situación de un año atrás —año en que dejaron de sembrarse 1 M ha por falta de agua— la situación es aún peor. Con 100 a 120 mm de precipitación media, abril era un mes clave para recuperar los 150 a 200 mm que faltan en los suelos, como también es clave mayo, que suele dejar entre 40 y 70 mm. En la región núcleo, abril se despide con 75 a 100 mm menos. Sobre la región pampeana, abril totaliza un rango que va del 10 al 40% de la normal”, detalla la entidad.
En este contexto, en las encuestas se sigue señalando una baja en la intención de siembra, con un rango que va de 15 a 60%. También se destaca la enorme necesidad que hay por hacer trigo y la gran falta de agua en los perfiles
“Si no hay lluvias realmente importantes, la intención de siembra triguera será un 60 a 80% menor al año pasado”, explican en Bouquet. Desde los alrededores de Rosario dicen: “una tercera parte de los productores le tiene terror al trigo por la inversión que se hizo el año pasado y el fracaso productivo que dejó y no lo va a sembrar. Otro tercio sí —al menos para multiplicar semilla—; y del tercio restante, una mitad está expectante por las lluvias de mayo y podría hacerlo”.
Desde el punto estrictamente agronómico se recomienda sembrar con agua útil superior al 65% (medida entre 1 y 1,8 metros de profundidad) porque, de esta manera, la probabilidad de que el cultivo experimente un déficit hídrico durante su ciclo es baja y hay una alta correlación con buenos rindes.
Por eso, en General Pinto recalcan que es fundamental contar con 150 a 200 mm en el perfil antes de poner en marcha las sembradoras. “El panorama es muy complejo para el trigo 2023/24, porque se le suma el problema para financiar el capital de trabajo requerido”, sintetiza la Bolsa de Rosario.