Con ustedes Luis Wall, uno de los científicos argentinos más comprometidos con la salud de los suelos.

Escuchar a este bioquímico, orgulloso exponente del Conicet y docente de la Universidad Nacional de Quilmes, que no duda en trabajar codo a codo con los productores agropecuarios (por ejemplo en la Chacra Aapresid de Pergamino) para mostrar que lo que pregona tiene resultados visibles, es necesario para comenzar a entender los dilemas que enfrenta la agricultura argentina contemporánea, que viene de años sin cuestionar los modelos de la producción extensivos, basados en la siembra directa, el uso masivo de agroquímicos y las semillas transgénicas. 

Wall advierte que ese modelo ya no va, al menos como era concebido, y que hay que introducir urgentes cambios de fondo en los manejos de los lotes agrícolas pensando en la salud del recipiente “suelo”, la base de cualquiera de estas producciones. El concepto es muy sencillo: hay que comenzar a “entender que la salud de las plantas depende de la salud del de la estructura de la microbiología del suelo”, según su propia definición.

Nos encontramos con Wall en la última reunión anual de Insumos Biológicos realizada en Villa María, porque también cree que es necesarios ensayar más en ese camino.

-Antes eran como temas separados, la salud del suelo y la de las plantas…

-Hoy está todo conectado y la conexión es a través de la microbiología. Pero conectado de una manera muy fuerte. Es decir, la microbiología del suelo determina la microbiología asociada a las plantas. Una planta cualquiera tiene más bacterias que células vegetales. O sea, la planta es un sistema bacteriano.

-¿Es algo así como nosotros que somos más agua que otra cosa?

Nosotros somos más bacteria que células humanas, porque los sistemas evolucionaron de esa manera. Lo que pasa es que no terminábamos de entender qué hacía la microbiología. En el caso de las plantas, gran parte de la microbiología asociada a plantas tiene que ver con las hormonas. Nosotros las estudiamos desde la fisiología vegetal, pero en la naturaleza y en el campo y en los cultivos. Gran parte de las hormonas las aportan bacterias asociadas a las plantas que están ahí.

-¿Y esas son las poblaciones que son parte de la naturaleza, parte del suelo, y que en todo caso hemos ido deteriorando o espantando?

-Está buena la palabra, espantando y alejando, porque en realidad nosotros, la humanidad, hemos cultivado las plantas y en función de ese conocimiento de que las plantas toman los nutrientes del suelo soluble (nitrógeno, nitratos, fosfatos). Esa idea que viene de la fisiología vegetal de los años 40, es correcta, pero insuficiente. ¿Insuficiente por qué? Porque se estudio en un laboratorio, no se estudió la fisiología vegetal en el suelo. Y en el suelo la planta funciona de otra manera. Funciona absorbiendo los nutrientes solubles, pero también absorbe nutrientes desde la materia orgánica directamente mediados por la microbiología. De eso la ciencia empieza a saber algo recién hoy en día, pero así funciona la microbiología.

-Entonces ahora se fijan en los bichitos que llevan el micronutrientes y lo introducen en la planta.

-Exactamente. Los movilizan desde desde el suelo. Y el origen de los nutrientes en el suelo es lo que se llama materia orgánica degradada, materia orgánica articulada. Y ahí aparece una materia orgánica más moderna, entre comillas, más nueva, que es la materia microbiana necrótica, o sea, la microbiología muerta. Esa materia orgánica parece ser ahora la base más estable de la fertilidad de los suelos. Eso es lo que deberíamos aprender a hacer crecer en los suelos.

-¿Y por qué estaba bien la palabra “espantado”?

-Porque cuando la planta se nutre del suelo a través de esa microbiología asociada a hongos y bacterias en las raíces, la planta interacciona con esa microbiología, hace un esfuerzo, invierte energía para traer los nutrientes. Si vos le pones a la planta nitrato, urea, fosfatos disponibles, la planta lo toma directamente porque es mucho más fácil. Entonces la microbiología se queda como que no tiene nada que hacer.

Luis Wall se delata como un apasionado de los temas que estudia, y por eso nos resulta tan grato y útil escucharlo, aunque de los temas de los que habla resulten “chino básico” para la mayoría. Para bajar el discurso a tierra, compara la holgazanería adquirida por los microorganismos del suelo con los planes sociales. “¿Viste cuando se critica la cuestión de los planes porque la gente no trabaja? Esa idea de que decís bueno, alguien que se acostumbra a vivir con un plan dice para qué voy a trabajar…”

-¿Los microorganismos son planeros?

-Tengo claro que no. Pero en la planta funciona de una manera similar. ¿Si la planta toma los nutrientes fácilmente, para qué va a interaccionar con la microbiología? Entonces la microbiología toma otras formas. Digamos, se organiza de otra manera y no funciona en relación a la planta. Por eso ahí aparece lo que yo llamo un falso resultado negativo, que cuando te dicen: “Bueno Luis, no se pueden sacar los fertilizantes porque la producción se cae. Y obviamente que se cae.

-Como los planes, no se pueden sacar de golpe…

-Claro, no podés hacerlo de golpe. Por eso vos tenés que generar una transición para que la gente, para que la microbiología vuelva a asociarse con las plantas y después funcione. ¿Vos viste que alguna vez alguien tenga que preocuparse por fertilizar el bosque chaqueño o el Amazonas? Bueno, no hace falta. Ambos tienen una fertilidad mucho más grande que la de los campos (donde se fertiliza artificialmente). Eso es todo biológico. Entonces, hay que tratar de que eso mismo se genere en nuestros cultivos.

-Alguno te diría que es imposible salir, que ya tenemos los planes hasta la coronilla. Que hemos hecho una agricultura muy intensiva durante muchos años.

Bueno, pero yo en ese sentido soy bastante optimista. Por supuesto que cuando un sistema se degrada hasta un cierto punto, como pasa con la salud humana, hay situaciones en la que decís ‘el sistema se rompió’. Bueno, sí, se rompió, no lo podés recuperar o si lo recuperas, quedó mal. Pero un sistema degradado se puede recuperar y yo lo he visto, lo he visto, lo he visto con productores.

-¿Y como se recupera?

-Esta historia de la intensificación de la agricultura, del uso de los cultivos de servicios, del uso de los bioinsumos, es una manera de empezar a meter en el sistema de producción lo biológico. La interpretación de por qué lo biológico funciona está en discusión, pero lo importante que es saber que funciona.

-¿De hecho estamos en una exposición sobre insumos biológicos?

-Por eso, se genera una industria alrededor de eso. Y además yo creo que no hay que olvidar la cuestión del impacto ambiental. O sea, el uso de lo biológico va a disminuir el impacto ambiental. Y el impacto ambiental, para mi, es lo que más me preocupa, tiene que ver con el calentamiento global. La microbiología es la única capaz en el planeta de bajar los gases de efecto invernadero.

La entrada “La microbiología es la única capaz de bajar los gases de efecto invernadero”, dice Luis Wall, que compara el uso de fertilizantes con los planes sociales y recomienda reducirlo con más insumos biológicos se publicó primero en Bichos de Campo.

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