Los precios internacionales de los principales granos vienen cayendo fuerte en las últimas semanas en línea con el temor a una desaceleración económica global combinada con problemas logísticos y conflictos geopolíticos.
Sin embargo, los valores del maíz son los que más caen, lo que genera preocupación entre los productores agrícolas y alegría entre los consumidores del cereal, como es el caso de tambos, feedlots, avícolas, porcinos e industrias elaboradoras de bioetanol.
La principal razón detrás de ese fenómeno es que en las últimas semanas Ucrania está logrando embarcar grandes cantidades de granos en los puertos que gestiona sobre el río Danubio, en la frontera con Rumania. Esa posibilidad está siendo viable porque en los últimos tiempos no se registran ataques rusos importantes en la región (algo que sí sucedía el año pasado).
Luego de que Rusia suspendiera a mediados de 2023 su participación en el “corredor granario” negociado con Turquía y Naciones Unidas, que permitía a los ucranianos emplear los (más eficientes) puertos de Odesa y alrededores, el gobierno ucraniano debió buscar nuevas alternativas logísticas para poder realizar exportaciones agrícolas a gran escala.
El lunes pasado el presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky, dijo que el nuevo “corredor granario” del Danubio está operando con éxito, pero que corre peligro si EE.UU. no envía un nuevo paquete de ayuda de 60.000 millones de dólares para poder defender militarmente esa posición.
Frente a tales circunstancias, el precio FOB del maíz ucraniano se está comercializando en un nivel bajísimo y eso impacta en las cotizaciones internacionales del cereal. Después de todo, Ucrania, según el USDA, debería exportar en 2023/24 una cifra de 23 millones de toneladas para ubicarse en el puesto de cuarto exportador mundial de maíz.
Las naciones de Medio Oriente y China, por su parte, están apurando compras de maíz ucraniano –en desmedro de otros orígenes– no sólo por tratarse de mercadería en “oferta”, sino porque esa “ventana” comercial podría llegar a cerrarse el año que viene.
Sucede que a fines del presente año se realizan elecciones presidenciales en EE.UU. y Donald Trump, uno de los candidatos con mayores probabilidades de ganar los comicios, anunció que planea retirar toda ayuda económica a Ucrania, lo que plantea un interrogante sobre la capacidad exportadora de esa nación en tales circunstancias.
Por lo pronto, Ucrania sigue vendiendo maíz (y también aceite de girasol y trigo) a precios “regalados” para poder seguir financiando la guerra con Rusia, un factor que resulta bajista para el mercado internacional.
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