Por el momento la venta y liquidación en el marco del dólar agro está por debajo de las expectativas. Las razones que plantean desde el agro.
La tercera edición de Programa de Incremento Exportador no cumpliría las expectativas del Gobierno, que esperaba el ingreso de u$s9.000 millones por las exportaciones de derivados de soja y de economías regionales.
Esta tarde, las empresas exportadoras inscriptas en el programa del Decreto 194/2023 ingresaron u$s105 millones, mientras que todo el complejo cerealero-oleaginoso ingresó u$s208 millones.
Las turbulencias en el mercado tras los rumores de una posible devaluación generaron escepticismo entre los productores y a eso se sumó la lentitud en la implementación de los mecanismos para que las economías regionales puedan anotarse para participar del programa.
La semana pasada, durante dos jornadas no hubo operaciones en el mercado. Si bien es cierto que la cosecha de la actual campaña viene muy floja y que hubo conflictos gremiales en las terminales portuarias, es un secreto a voces que los rumores vinculados a una posible devaluación motivaron al sector a frenar las operaciones a la espera de un panorama más claro en la política económica, que tuvo una semana muy volátil.
Durante esos días, el sector agroindustrial adelantó divisas a cuenta de futuras compras de poroto, en lo que claramente se lee como un gesto hacia el Gobierno, puesto que sólo a partir de esa situación el BCRA volvió a acumular reservas. Desde el sector productivo puede verse como una medida criticable, pero la realidad es que así son las reglas de juego.
La actual “promoción” del dólar soja tendrá vigencia hasta el 31 de mayo. Se planificó por 45 días porque la idea del Gobierno era que no sólo pudieran ingresar unas 7 millones de toneladas de soja que aún están en manos de los productores, sino que también pudiera empezar a entrar parte de la nueva campaña. Ambos escenarios muy distintos a las campañas anteriores.
Enrique Erize, titular de la Consultora Nóvitas, aseguró a Ámbito que los rumores políticos complican la situación: “Eso genera mucho ruido y por ahora el dólar soja III es un fracaso. Con $300 por dólar, la soja no va a aparecer porque lo que queda de la cosecha vieja son los alquileres. Para los dueños de los campos no hubo sequía. Es importante recordar que el 70% de los campos los siembra un inquilino, y se alquilan en quintales de soja, por lo tanto, no importa si el que sembró sacó 1000 kilos. Esa soja es para los alquileres”.
El analista explicó que, ante los rumores constantes de una devaluación, los productores prefieren esperar y adelantó que es probable que tengamos una cuarta edición del programa en julio. “En mi opinión, la soja nunca más va a tener un tipo de cambio al oficial”.
El clima entre los productores es de mucha bronca. Según consultas de Ámbito a distintos productores, la preocupación es total en cuanto a lo que ocurra con la economía y, mientras tanto, el productor se mantendrá conservador. Incluso muchos aseguran que la industria no está pagando lo que debería.
En cuanto a este tema, Erize explicó que “hay mucha gente que los culpa y cree que están ganando mucha plata. La realidad es que están enfrentando el año más difícil de la historia. Hay quienes creen que están por debajo de la paridad de lo que podrían pagar, pero las fábricas tienen costos ocultos. Lo que está pasando es un drama. Este año las fábricas argentinas que tienen una capacidad de molienda de entre 68 y 70 millones de toneladas están vacías. Algunas muelen 12 mil toneladas por día, son 400 camiones de soja todos los días del año y eso no está pasando hace muchos meses. Las fábricas la están pasando mal”.
Acerca de la paridad reclamada por los productores, Erize aseguró que “tenemos un problema porque el gobierno puso varias semanas un precio FOB para la soja de 40 dólares más arriba que la soja brasileña. Ese precio FOB da para pagar 1150000 pero no es lo correcto y en este clima de incertidumbre se complica más”.
Mientras los productores están planificando la siembra de trigo, todos toman decisiones y seguramente venderán lo justo y necesario para seguir en el negocio productivo. Según Erize, “no hay forma de que un productor venda a $ 300 con un blue por encima de los $ 450”.